Por Fon Smith

Sí, han llovido dos meses pero quizá no seas consciente de que el pasado 24 de marzo se publicó de forma totalmente repentina y con ausencia de toda publicidad el nuevo álbum de Passion Pit, llevado a cabo y editado íntegramente por su frontman, Michael Angelakos.

Pero vayamos por partes, pues este no es un disco para nada convencional, ni mucho menos. El álbum para empezar ha sido completamente editado, producido y lanzado por Michael, sin discográficas de por medio y lo más sorprendente: sin esperar ninguna retribución a cambio. Merece la pena advertir una nota aclaratoria que anexa el artista al álbum -fundamental para entender la obra-, unos párrafos en los que el artista se desnuda emocionalmente ante sus oyentes.

Michael habla de lo que ha significado en su -alborotada- vida la música, y de cómo los grandes medios, productores y discográficas corrompen las almas puras de los artistas alterando la honestidad de sus obras. Al parecer, Michael llevaba tiempo cansado de esta situación y, recordando sus primeros años de universidad, donde realizaba sus pioneros trabajos mezclándolos él mismo con la ayuda de equipos rudimentarios, ha querido liberar su alma y volver a crear música sin ataduras, para redescubrir ese verdadero goce de crear música. Sin handicaps ni condicionantes emanados de la industria; simplemente para nosotros, porque -y cito textualmente- «no necesito vuestro dinero, simplemente os necesito a vosotros, que me escuchéis; ningún dinero puede cuantificar lo que eso significa para mí».

De sobra sabemos que Michael Angelakos no es el mejor ejemplo de estabilidad emocional. Diagnosticado en numerosas ocasiones de trastorno bipolar, el artista ha centrado su fuga emocional siempre en la creación artística -musical y literaria, sobre todo-, expresándose con temas que van desde los celos en pareja a la reconciliación, pasando las rupturas,  la idolatración a la figura femenina o el cariño que le tiene a su actual exmujer -baste recordar el reciente amistoso divorcio que tuvieron, a causa de que tras muchos años de incertidumbre emocional, Michael confirmó su homosexualidad-.

Y podemos preguntarnos: ¿es por ello un disco menos comercial? Posiblemente. Lo que sin duda está clara es la esencia total de Michael Angelakos en Tremendous Sea Of Love, a caballo entre sintetizadores y esperanza en la felicidad que se transmite en cada minuto de los 35 que ocupan el trabajo. Cada track es un mundo, pero todos unidos forman una experiencia, una historia sobre la superación dejando de lado el qué dirán los demás, la felicidad de amar y ser amado, ser libre y hacer lo que de verdad a uno le llena. Es una obra desgarradora, llena de interludios electrónicos que te transportarán a momentos mejores, emocionante y productora de un vaivén de sentimientos que te tendrán enganchado hasta el final.

El disco abre con ‘Moonbeam’, una colección de arpegios de sintetizador que se funden con una atmósfera de ilusión por la vida en apenas minuto y medio que tiene de duración; para luego presentar de la mejor manera el característico falsetto de Michael en ‘Somewhere Up There’, uno de los puntos fuertes de Tremendous Sea Of Love. Tras un interludio instrumental que cierra el tema anterior, llegan ‘Hey K’ y ‘You Have The Right’, temas estrictamente vocales con bellos adornos de percusión analógica y teclados, haciendo de ellos quizá los cortes más comerciales del trabajo, sin olvidar esa estética cariñosa y acogedora que nos brinda el artista en todo el LP.

La primera mitad del álbum termina con ‘Tremendous Sea Of Love’, tema homónimo y esencia principal de lo que nos ha querido transmitir Michael con todo lo que expuesto, sin duda. ‘Tremendous Sea Of Love’ es diferente a todo lo que ha hecho Passion Pit en sus diez años de historia, es un relato que contar con los ojos cerrados, una declaración de intenciones, el póstumo estandarte del trabajo, la esencia. Tras este, llegan ‘Inner Dialogue’, ‘The Undertow’ y ‘I’m Perfect’, temas de corte Gossamer, con ritmos más bailables y un ambiente mucho más colorido como nos acostumbró el álbum de 2012, ésta última adelantada como contamos en su día por el mismo artista previo lanzamiento del álbum.

Y como nos tiene acostumbrados Angelakos: lo mejor, el mensaje, la sustancia para el final. ‘To The Otherside’ es la historia de una ruptura que el artista sufrió en el pasado, y todo lo que aprendió de aquella relación mediante el trauma, sufrimiento y la tristeza que conlleva a veces ser un artista, reivindicando que «justo porque seas un artista no tiene por qué significar que tengas que sufrir». La canción habla de la importancia que tiene el empatizar con la otra persona para lograr la felicidad compartida –emphasizing to the otherside-, en vez de centrarse un el sufrimiento y el dolor individual que puedas tener en el momento. Una lección de experiencias este hombre, sin duda.
‘For Sondra (It Means The World To Me)’ cierra este precioso diario de experiencias del artista, como suele llamar a sus álbumes. La catarsis perfecta en una composición que avanza in crescendo entre acordes de sintetizadores y un pequeño piano templado, para luego presentar la suave voz de Michael con amanerados punteos de guitarra en la que canta a su madre, uno de los amores de su vida.

Nadie sabe qué tiene Michael Angelakos para despertar tantos corazones en el mundo y contagiar esas infinitas ganas de vivir con cada obra que compone. Para él no ha sido suficiente tener el apoyo de las discográficas, y es por ello que Tremendous Sea Of Love ha sido creado como eso, como un colosal mar de cariño y amor en forma de regalo personal. Íntegramente para nosotros.