Por Sandra Blaya

A pesar de haber apurado la cena para llegar a tiempo a la Sala REM, intuyendo que el concierto no empezaría puntual, llegamos tarde. Y como era de esperar el concierto también empezó con retraso porque en Murcia tenemos la hora sincronizada con Canarias.

Una vez dentro de la sala era necesario fijar el que iba a ser el epicentro de la fiesta. Y salieron al escenario Carolina Durante. No les pierdan la pista, porque estos muchachos son los nuevos Nikis: dos acordes y son capaces de teletransportar al público al Madrid de La Movida. Comenzaron con un tema nuevo, seguido de ‘Necromántico’ y ya se podía intuir lo que se avecinaba. Diego, el cantante, mezclaba los bailoteos de Ian Curtis con esa pose inconfundible de Liam Gallagher frente al micrófono. Tocaron otros cinco temas nuevos, bastante más lentos que los demás y llegó el combo fatal. ‘En Verano’, ‘Niña de Hielo’, ‘Cayetano’ y ‘La Noche de los Muertos Vivientes’. Así, sin anestesia. Una tras otra. Para ‘Cayetano’ se les unieron en el escenario la mitad de Perro, conscientes de que ese tema se había convertido ya en himno. Si esto habían sido sólo los teloneros, cómo sobrevivir al concierto de después.

Tras un necesario descanso, entramos con los primeros acordes de ‘Pickle Rick’ en una Sala REM hasta la bandera. Aunque no se lo crean, por noches como esta me alegro de ser de Murcia.

Retomada la posición, las canciones empezaron a sucederse implacables. Entre ‘Celebrado Primo’ y ‘Ediciones Reptiliano’, Guillermo, voz de Perro, entonó “me gusta el café muy caliente” y la sala al unísono cantó ‘Nocturno’ de Cuchillo de Fuego. Los paisanos mezclaban canciones de Trópico Lumpen con temas de sus anteriores trabajos pero la intensidad del público era la misma. Era de esperar, Perro jugaban en casa. Los pogos crecían y la humedad en la sala aumentaba siguiendo el ritmo frenético de esas dos baterías. Continuaron con ‘El Sereno’ y ‘Camiseta’. Seguidas. No parece que hayan pasado cinco años entre una canción y otra, Perro siguen teniendo su estilo, su firma. Los nuevos cortes sonaron arrolladores y los antiguos han pasado a formar parte de la historia musical de Murcia.

Después de ocho canciones sin cuartel, los asistentes saltaban, sudaban, se dejaban la voz y se preguntaban si llegarían con vida al final de la noche. Entonces tocaron ‘Supercampeones’ y ‘Disco Mascota’ y la intensidad disminuyó. Ambos temas sonaron certeros y fresquísimos pero el público necesitaba unos minutos de tregua a sabiendas de toda la tralla que venía a continuación. En el silencio entre temas, solo se escuchaba a la gente pedir canciones. “Faltan muchos insultos todavía para que toquemos esa” o “estoy escuchando muchas decepciones” respondían. Llegó ‘Marlotina’ y si a una le preguntan a qué suena Murcia no se me ocurre pensar en otro teclado y melodía que esa. Advirtieron que no habría bis y Diego de Carolina Durante subió al escenario para spoilear los temas que faltaban. En el tiempo de descuento se confirmó la victoria y se marcaron tres golazos: la clásica ‘Larry No Come’, la quemadísima ‘Reina de Inglaterra’ y la rompecuellos ‘Martillo’.

En sobre aviso, Perro venían con ganas de presentar su último álbum y los temas fluyeron tropicales y a golpe de cencerro, sonando como si el público llevase años coreándolos, con ese frescor y esa precisión quirúrgica que hace que Perro suenen a Perro. Con una estética sin forzar, divertida y desenfadada, hubo tiempo para referencias, para empujones, para saltos, para chistes, para reivindicar, para bailar, para presumir de ciudad cuando viene alguien a verlos desde la otra punta del país, para sentirse vivos.

Y acabó el concierto como si hubiese llovido en Murcia, empapados, con los huesos doloridos pero con la sonrisa puesta.