Por Helena Malvido

Para muchos este será el último festival del verano y ha quedado claro en la energía que se ha vivido durante el fin de semana en Miranda de Ebro. El Ebrovisión, acompañado del hashtag #unfestivalqueenamora, te hace dudar en la llegada de si te encandilará como prometen pero, desde luego, levanta el ánimo decaído por la despedida de la época estival. El jueves, Shinova, Rural Zombies, Tachenko y Perro inauguraron la edición en la Fábrica de Tornillos, siendo el preludio de lo que acontecería los dos días posteriores.

El calor no impidió que con poco tiempo para dormir la gente comenzara la jornada a la hora del vermú con La Regadera y empalmase la mañana con la tarde con la chinches de Amatria como nexo. Y llegó el momento de llegar al recinto con Yellow Big Machine, animados en primera fila por Belako, haciendo de ese pequeño escenario naranja un monumento. Seguidamente Las Ruinas hicieron corear hasta al típico que va al festival arrastrado por sus colegas temas como ‘Cubata de Fairy’ o ‘Ramón y Cajal’.

Fuel Fandango, flores y abanicos dieron paso a los conciertos en el escenario principal, poniendo la piel de gallina y demostrando que Cristina Manjón es puro arte y talento. Una diva -en el buen sentido- infravalorada que hace lo suyo como nadie.

Quique González, uno de los artistas más esperados por su público fiel -y no tan fiel-, alumbró el festival y no sólo por las farolas colocadas con buen gusto en el escenario, dejándonos sedientos y no sólo por su canción ‘Salitre’. González es un mítico y esas cosas se notan. Cae la noche y se forman pogos sudorosos a ritmo de Belako que empezaron dando la vuelta al setlist que hemos disfrutado en otros eventos musicales del país y aunque no hubo crowdsurfing, el listón siguen poniéndolo muy alto.

!!! (Chk chk chk) nos dejaron caer en eso de que este festival enamora, sucumbiendo a los encantos de sus bailes y a ese ritmo que se pega al cuerpo cual lapa, seguramente entrando en el top de los conciertos del verano. Grises en el último concierto del día pusieron banda sonora al buen tiempo, calentando motores para la larga noche de después, nos dieron más de un motivo para desear ser un animal.

El sábado, ya se notó ese sold out en Juventud Juché que dejaron el ambiente bien caldeado para Novedades Carminha donde se sudó -más si cabe- desde el minuto 0. Si no hemos dejado de hablar de los gallegos este año es por algo, y por favor que no dejen de «darnos veneno, que queremos seguir bailando». La procesión de concierto a concierto consiguió que Franco hiciesen hasta que se nos olvidara comer con canciones como ‘Que Vuelva Creditrans’ o ‘El Sueño Español’, preparando el terreno para L Kan e Hidrogenesse, sus tacones, su traje de Casco Antiguo y los caballitos pony.

Dekot abrieron los conciertos de la tarde, seguidos de Green Class y dando paso a la electrónica efervescente de Perlita. Con Angel Stanich nos entraron ganas de vivir en la época dorada de Dylan y de llevar botas chelsea. El cantautor santanderino impregnó su misterio y sus filosopsicodélicas letras por todo el espacio. La M.O.D.A mantuvo encendida la llama de los corazones de todas las niñas indies y nadie sabe por qué, llevaban camisetas interiores de señor.

La velada continuó con Tahiti 80 y después llegó el momento esperado de Izal, que hicieron lo suyo como siempre, consiguiendo el mismo efecto que La M.O.D.A pero sin las camisetas.

WAS se coronaron, ‘Irrintzi’ o ‘The First Girl Who Got A Kiss Without a Please’ no faltaron, por supuesto. Al igual que los movimientos de Deu al más puro estilo Jarvis Cocker, ganándose al público y haciendo bailar con ofensas sexys. La fiesta continuó hasta las tantas dejando un sabor a champán del caro y ganas de volver.

Ebrovisión, creo que ese hashtag te va que ni pintado.