Por Alfonso Alfaro

Tras una primera jornada llena de altibajos, el segundo día del Azkena Rock Festival se erigió como la mejor. La ausencia de la lluvia y colas para entrar fueron razones de peso para que todo fluyera con mayor facilidad y poder disfrutar del recinto en su totalidad sin tener que ir de carpa en carpa durante toda la tarde. Este segundo acto aglutinó 18.000 personas pese a que se notaba que había más gente, en ningún momento hubo aglomeraciones ni largas esperas para cenar.

Empezar fuerte con The Vintage Caravan era el primer objetivo. La técnica con la guitarra de Óskar Logi Ágústsson es exquisita y milimétrica. Con cada solo parecía que se le salían los ojos de las cuencas, disfrutando de su propio concierto seguramente. Ya a medio empezar, Radio Birdman dieron un concierto notable aún habiendo pasado recientemente por nuestro país y dejaron más que satisfechos a la mayoría de asistentes. Es innegable que el sonido de los escenarios David Bowie y Scott Weiland funcionaban a toda máquina, ahora tocaba comprobar si el escenario principal, llamado Lemmy en honor al fallecido músico, mejoraba o no.

Imelda May fue un punto de inflexión en cuanto al volumen se refiere. La irlandesa ofreció un bolo lleno de energía pero falto de vatios que se enmendó a mitad de la actuación. Ella crece con los años, se nota que tiene más presencia en el escenario que en 2011 con su rockabilly. Los 091 fueron la principal baza del rock nacional de esta edición. Ataviados con su aspecto motero y con tres pantallas en la retaguardia, los granadinos pagaron ser los teloneros de The Who y poca gente se acercó.

Y por fin, llegó el momento más esperado por todos. Roger Daltrey y Pete Townshend salieron a escena tras más de 40 minutos de imágenes y curiosidades sobre The Who en pantalla. Hicieron todo un repaso de sus grandes éxitos desde ‘Pinball Wizard’ hasta ‘Baba O´Riley’, pasando por ‘Can´t Explain’. Una pena que no tocasen ‘Magic Bus’ aunque no se echó en falta. Pese a que la voz del frontman no es la misma que en su juventud, el sonido fue muy bueno, se escuchaba en su justa medida. Al ser el último concierto de esta gira hasta septiembre, The Who se mostraron muy motivados. Hubo incluso un runrún que invitaba al guitarrista a sacrificar una de sus Stratocasters rojas tras hacer su clásico movimiento de molino. El punto álgido fue el grito del cantante en ‘Won’t Get Fooled Again’ que consiguió desgarrar las gargantas de la gente.

Tras los británicos, muchos de los asistentes dieron por amortizada la entrada y decidieron marcharse aunque todavía quedaba noche para disfrutar de unos cuantos conciertos más. Refused desentonaban en el cartel por su hardcore punk, sin embargo el pogo que se formó en las primeras filas desvaneció esa sensación. Los suecos pusieron todo lo que tenían y el cantante se atrevió a bajar y caminar por el público micrófono en mano. En la otra punta del recinto, Marky Ramone hizo un insulso e impersonal repaso a 40 años de punk con una banda tan poco carismática como ínsipida. Para cerrar esta decimoquinta edición del festival, Supersuckers dieron un concierto más country que rockero y que casa con el espíritu del Azkena que volverá, por cierto, los días 23 y 24 de junio de 2017.

Pueden leer la crónica de la primera jornada aquí.