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En mi último artículo me quedé sin poder decir muchas cosas por cuestión de limitaciones de espacio. Por eso, veo necesario un ‘¿Dónde están las mujeres?’ segunda parte (y espero que esta segunda parte sí sea buena). Y es que quería empezar con un artículo más reflexivo para dejar clara mi posición y hacer pensar para después meterme más en el ámbito práctico y ver realmente dónde faltan mujeres y qué hacer al respecto.
Es inevitable empezar hablando sobre los carteles de los festivales. No soy la primera iluminada en darse cuenta de que los festivales más prestigiosos tanto a nivel nacional como internacional brillan por la ausencia de cualquier acercamiento aunque fuese accidental a una igualdad de género en sus confirmaciones. Se han escrito varios artículos sobre este tema, así que tampoco me explayaré (me importa más tratar las posibles soluciones al problema) pero sí me gustaría dejaros con este edit del cartel del festival Reading and Leeds (Reino Unido) en el que alguien eliminó todos los artistas masculinos o grupos formados por hombres. Creo que habla por sí solo.
Frente a esta dura realidad, y teniendo en cuenta también que en muchas ocasiones un festival de música puede no ser el espacio más seguro para una mujer (las denuncias y experiencias de acoso sexual y violaciones no pueden pasarse por alto), me gustaría comentaros dos alternativas diferentes que han surgido con el objetivo de cambiar esta situación.
En primer lugar, uno de los festivales más prestigiosos a nivel internacional, Glastonbury, decidió incluir este año en su organización el espacio ‘The Sisterhood’. Estamos hablando de un espacio totalmente femenino: un escenario en el que ‘todo el programa de actuaciones, el equipo técnico, la seguridad y otros oficios relacionados con el funcionamiento de este escenario serán femeninos’, como contaba SModa. Obviamente, esto se traslada al público: solo aquellas personas identificadas como mujer pueden acceder a The Sisterhood. Es común que mucha gente salte indignado hacia este tipo de propuestas diciendo que la segregación no es la solución, pero me gustaría haceros entender una cosa. Un festival de música no es igual de seguro para un hombre que para una mujer. Por lo tanto, lo de tener iniciativas de espacios seguros no-mixtos no me parece una mala idea. ¿Se debe mantener en un futuro? No, la idea es que sirvan de transición hacia un futuro (un tanto utópico por ahora) en el que todo el mundo pueda sentirse seguro en un recinto musical por igual.
Otra iniciativa, esta vez en lo nacional, fue el festival She’s The Fest, con un cartel conformado totalmente por artistas femeninas. Entre las elegidas, encontrábamos a Zahara, Carmen Boza y Brigitte Laverne. Lo que hace único a este festival es la combinación de música con otras disciplinas artísticas como el cine, e incluso se dan charlas y conferencias durante la duración del evento.
Si dejamos de hablar de artistas y nos trasladamos a la parte técnica del mundo de la música, la decepción es aún mayor. Y es que si ya es difícil de encontrar a una mujer en lo más alto de un festival, ya nos movemos en misión imposible si pretendemos ver a una mujer roadie o encargada de las luces de un concierto. Soledad Vélez, quien formó parte del cartel de She’s The Fest hace dos años, decía sobre esta situación: ‘Cuando de repente me aperece una técnica de sonido, de luces, de backstage… aún siento esa mirada cómplice que nos hacemos de ‘claro que sí’. Ya llegará el día en que sea normal y no nos sorprendamos de vernos trabajando en este oficio”.
Todas estas propuestas pueden entusiasmar a muchos y cabrear a otros. Estamos en el mismo debate de siempre. ¿Discriminación positiva, sí o no? En mi opinión, sí. Un sí bien grande, aunque temporal. Un sí por ahora, hasta que por suerte no sea necesario y la igualdad utópica se alcance. Creo que iniciativas de festivales femeninos y espacios seguros dentro de festivales consolidados pueden ayudar a proporcionar más seguridad a un espacio que no suele ser el más seguro para muchas y al mismo tiempo dar visibilidad a artistas y técnicas. ¿Qué opináis vosotros?
Para terminar, y a modo de regalo para que me perdonéis por haber tardado casi dos meses en volver a escribir, os quiero dejar una playlist que cree gracias a la idea de una amiga. A raíz de lo que escribí en mi sección anterior sobre la falta de repertorio de artistas femeninas en mis gustos musicales, decidí crear una playlist colaborativa en Spotify de manera que todas podamos incluir artistas y grupos de mujeres. Idealmente, que sean artistas que se muevan más en el terreno de lo alternativo, pero os dejo el criterio a vosotras, que me fío. Pedí a algunas amigas que me ayudasen a darle forma para no compartir una playlist vacía, y ya he descubierto a muchísimas artistas gracias a ellas, así que de verdad espero que os aporte algún valor y que sepáis que sois más que bienvenidas si queréis participar.