Por Quim Coll

Arcade Fire se confirmaron en 2013 con Reflektor como una de las bandas más grandes de los últimos tiempos. Su meteórica discografía, con Funeral como su excelentísimo debut en 2004, el oscuro e infravalorado Neon Bible en 2007, el maravilloso The Suburbs con el que ganaron un Grammy en 2010, y el antes mencionado Reflektor. Con este puñado de discazos en sus espaldas, era de esperar que el quinto álbum de los canadienses apareciese bajo un manto de expectativas difíciles de cumplir. Y, por desgracia, los de Win Butler se quedaron cortos.

Antes que nada, dejemos claro que Everything Now, el quinto disco de los canadienses, no es un mal disco para nada. Es un disco agradable al oído, de escucha fácil, con momentos alegres, tristes, bailongos y épicos. Entonces, ¿por qué decimos que se quedaron cortos? Pues bien, vayamos por partes. Para empezar, la campaña de márketing del Everything Now empezó siendo graciosa y acabó cansando. Fidget spinners con el disco incluido a más de 100 euros, ridículas normas para sus performances en televisión, dress codes para sus conciertos… Todo enviado desde una falsa empresa que hablaba a su nombre. La idea es genial, la ejecución un poco pesada.

Uno de los aspectos más destacados del disco es su naturaleza cíclica. Tal y como ya hicieron, por ejemplo, King Gizzard & The Lizard Wizard con su Nonagon Infinity, el disco se puede repetir en bucle, enganchando la última canción, ‘Everything Now (Continued)’ con la primera, ‘Everything_Now (Continued)’, que, junto a ‘Everything Now’, es de lo mejor que Arcade Fire nos ofrece en este disco. Fue un himno instantáneo desde el momento en que la estrenaron, alrededor de sus actuaciones en el Primavera Sound del año pasado. La canción, épica y demoledora, contrasta con el tema que la sigue, ‘Signs of Life, muy repetitivo y basándose en el concepto spoken word, que veremos en varias canciones en este disco. El disco parece remontar por momentos con ‘Creature Comfort’, single con el que los canadienses incendian todos los escenarios que pisan (figuradamente, fingen un incendio).

A partir de ahí, y hasta los últimos temas del disco, bajona: canciones repetitivas hasta la saciedad como ‘Peter Pan’ o ‘Chemistry’, y los interludios ‘Infinite Content’ e ‘Infinite_Content’, son los ejemplos perfectos de lo que pudo ser, pero no fue. La dulce voz de Réginé Chassagne suena chillona en ‘Electric Blue’, que aun así es una canción bonita y diferente a lo que la cantante nos tiene acostumbrados en sus partes solistas de otros discos de la banda. Por suerte, Arcade Fire vuelven a su estado de forma usual con ‘Good God Damn’ y ‘Put Your Money on Me’, canciones que recuerdan a ‘Porno’, corte de su anterior disco, Reflektor. Pero la canción que realmente hace pensar que Arcade Fire nunca se han ido, y que son capaces de las genialidades de antaño, es ‘We Don’t Deserve Love’, una canción profunda sobre el desamor, los corazones rotos, con alegorías a la Virgen María, con frases tan demoledoras como “If you can’t see the forest for the tres/Just burn it all down, and bring the ashes to me”. Una auténtica odisea para cerrar el disco de la mejor manera posible.

Dicho esto: ¿están Arcade Fire acabados? Servidor opina que ni mucho menos. La grandeza de los de Win Butler no radica en el día a día, sino en el acabado final. A lo mejor Everything Now no será recordado como otro diamante en la estelar discografía de la banda (aunque ‘We Don’t Deserve Love’ tenga el potencial para ello), pero lo que no debemos quitarnos de la cabeza es todo lo que Arcade Fire nos ha dado hasta ahora, para así poder soñar en todo lo que nos darán en el futuro. Por ahora, si nos mantenemos en el presente, podremos disfrutar en abril del directo de la gira Infinite Content en 360º, tanto en el WiZink Center de Madrid como en el Palau Sant Jordi de Barcelona.

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