Hace poco más de un año, Halsey empezaba a hacerse un hueco en la industria musical mientras llenaba locales modestos, como el Troubadour de West Hollywood, con un aforo de 500 personas. Mientras escribo estas líneas, se está preparando para su actuación sold out en el Madison Square Garden, el 13 de este mes con un aforo de más de 15.000 personas.

Este ascenso exponencial es cuanto menos increíble, pero no es tan difícil de comprender una vez se escucha el trabajo debut de la artista, Badlands, y se observa la ética de trabajo que lleva por bandera. Una reciente muestra de esto fue su entrevista con la revista Rolling Stone, en la cual admitía haber sufrido un aborto involuntario horas antes de un concierto (que además iba a ser grabado para VEVO). Aunque se planteó la cancelación, acabó subiéndose al escenario llevando pañales para adultos para prevenir el sangrado. Si eso no es muestra de dedicación y de amor por lo que haces…

Badlands puede ser visto como un proyecto muy ambicioso, quizás demasiado ambicioso para alguien que está empezando. Sin embargo, Halsey se mantuvo fiel a su idea inicial de que el álbum fuese conceptual (con el objetivo de evocar una sociedad distópica) y batalló para sacar a la venta exactamente lo que ella quería (trabajando codo con codo con su pareja en esa época, el productor Lido), consiguiendo además una recepción crítica bastante decente. En Badlands tienen cabida canciones sobre salud mental, como ‘Control’; canciones con una atención a los detalles tremenda, como ‘Drive’; y la que más éxito le ha cosechado, ‘New Americana’.

Halsey también ha reinventado la relación que un artista puede tener con sus fans. Parándose horas después de un concierto a interactuar con ellas como si de amigas de siempre se trataran, enviándose mensajes directos mediante Twitter y sirviendo casi como una consejera o hermana mayor. Este tipo de interacción tan cultivada se ve fomentada por el carácter abierto que tiene la artista en entrevistas y redes sociales. No oculta su trastorno bipolar y ansiedad, lo cual la aleja de la imagen de “producto” tan prevalente en el panorama musical. Halsey es real. Además, se declara firmemente feminista interseccional y sigue utilizando su cuenta de Twitter para hacer activismo, tanto a favor de la mujer como del colectivo LGTB+ (ella es bisexual). Esto le ha conllevado mucho odio e incluso amenazas de muerte (ya sabemos que estas cosas suelen pasar cuando una mujer defiende el feminismo).

Es innegable que se ha volcado en su carrera profesional e incluso se podría discutir que ha invertido demasiado, sobre todo teniendo en cuenta su condición mental delicada. Es de esperar que el ritmo vertiginoso que ha tenido este último año se ralentice en los meses siguientes, y tendrá la difícil misión de superar con su segundo trabajo lo mucho que dio a hablar el primero, aunque no fuese de agrado para todo el mundo.

Halsey es una genial manera de inaugurar esta sección al ser la perfecta definición de girlboss. Toma las decisiones importantes pertinentes a su carrera, estuvo tan inmersa en el proceso de creación de su álbum como era posible (y escribiendo todas las letras de éste, por supuesto) y a día de hoy sigue cultivando una relación única con sus fans. Además, continúa hablando sobre feminismo cuando tiene la oportunidad, utilizando la gran plataforma que tiene en sus redes sociales.