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Por Jaime Malvido
Ilustración de Blanca Garaluce
Creo que tenía 17 años cuando escuché por primera vez ‘The Passenger’ y me enamoré. Me enamoré de la canción, de sus lalalás, de Iggy, de los Stooges y desde entonces he sido seguidor de la iguana.
He entendido como búsqueda personal o genialidad alguno de sus discos anteriores en los que podíamos escucharle cantar en francés o algunos ritmos de calypso muy lejos de aquellos rockeros 70, pero lo del Post Pop Depression no lo entiendo.
El título define perfectamente lo que he encontrado, depresión después de Iggy Pop.
Empezamos por la banda, lo que en otra ocasión se hubiera presentado como un supergrupo con un nombre extravagante y nada pegadizo ahora se ha lanzado como Iggy Pop tiene nuevo álbum y su grupo son famosos. Al ver la formación lo primero que resalta es Josh Homme tocando y a la producción. Es de ley que el stoner duro de los Queens of the Stone Age con la voz de Iggy debe funcionar bien sí o sí. Lees más créditos y observas a Dean Fertita, más de Queens, quizás ayude a la imaginación de Homme para conseguir un mejor sonido, piensas. Pero al llegar al final de la lista y ver a Matt Helders todo lo anterior se borra. Arctic Monkeys no pegan ni con cola, y menos su batería, todos sabemos que el único imprescindible de esa banda es Alex Turner y que el resto viven de las rentas. En definitiva, el disco se graba con una banda famosa y seguramente de muy alto caché pero completamente aleatoria, empezamos mal.
Ponemos el disco en nuestro reproductor Hi-Fi y empezamos a escuchar. La primera canción parece algo diferente, sonido distorsionado y lento pero cuyas frecuencias más graves suenan con fuerza. Suena el segundo corte, ‘Gardenia’, y te puede gustar ya que era el single que escuchaste antes de la llegada del trabajo. El resto puedes omitirlo. Una mezcla de creaciones sin sentido, que a veces parece que van a recordarte a los Stooges o a Queens pero acaban recordando a las peores creaciones de los Arctic Monkeys.
Me gusta que los genios se encierren con sus musas, se junten con otros genios y creen verdaderas obras de arte, fabriquen belleza para la humanidad. En este caso se han creído más genios de lo que son y han creado un disco difícil de entender, algo así como cuando Yoko Ono dice que es artista. De todas formas, prefiero seguir siendo fan de Iggy Pop y valorar el disco echando la culpa a mis poco entrenados oídos que no saben apreciar el baile de notas escritas para esta ocasión.