Por Tatiana Moro
Ilustración de Blanca Garaluce

m83-junkUna se ha visto en la tesitura de abandonar este Junk y desecharlo o rebuscar en la creación nostálgica de Anthony Gonzalez. Las largas escuchas y el despojo de toda expectativa consiguen acercar el porqué de esta mirada atrás, no al pasado de M83 sino al pasado de su creador.

Aquella obra llamada ‘Midnight City’, que les sacó de esa reducida escena independiente para hacerles disputar el trono de festivales de masas, pudo convertirse en el infierno de M83. Un lustro más tarde, dos álbumes de banda sonoras y la residencia en otro país, Gonzalez se atreve a mostrar algo que puede salvarle a él y a los suyos del laberinto sin salida que supone superar Hurry Up, We’re Dreaming. La repetición de la fórmula mágica hubiera sido exitosa para mantener el nombre en los principales carteles pero girar durante dos años con el mismo repertorio les hizo ver la realidad: reinventarse antes que morir.

Precisamente reinventarse a sí mismos no, más bien reinventar lo que con quince años un joven francés escuchaba en el transistor. La reminiscencia a los sonidos de los 80 está tan impregnada en Junk que parece teletransportarnos a aquellos momentos en los que el techno y los sintetizadores viajaban por una dimensión futurista sin parangón.

Aún con ese tinte inconfundible, el noveno trabajo discográfico de M83 podría dividirse en dos ideas muy delimitadas, varias canciones intentos de hits y una tediosa parte cuasi chill out que se convierte en un profundo ejercicio de morriña. ‘Do It, Try It’ encabeza el primero, es french house por excelencia con una armonía impulsada por el piano que hace ascender la composición hasta un punto de no retorno en el que su explosión no resulta tan satisfactoria como promete. El mayor hit de este álbum es ‘Go!’ con el portentoso riff ochentero del virtuoso Steve Vai, una figura a la que Gonzalez sitúa en sus recuerdos musicales.

Intercalando temas electrizantes a los que les falta chispa y canciones ambientales, aparecen ‘Walkway Blues’ -con un matiz oscuro que libera más profundidad-, ‘For the Kids’ o ‘Sunday Night 1987’, cortes que pasan sin pena ni gloria en un álbum que en ocasiones da la impresión de ser un popurrí de elementos del siglo pasado y una complicada huida de la modernidad.

Algo tiene la lengua francesa que se funde con facilidad y gracia en el techno, M83 lo saben y explotan. Gonzalez ha dejado caer que residir durante los últimos meses en Estados Unidos le ha provocado echar de menos su Francia natal, su familia y costumbres, una razón de peso para adornar Junk con características de la chanson en ‘Bibi the Dog’ y ‘Atlantique Sud’.

La pesada parte chill out a la que hacíamos mención nos lleva a ‘Moon Crystal’. Un tema instrumental que bien podría ser el inicio de un remake de Vacaciones en el Mar. En este tempo suave y pausado -a veces soporífero- le siguen ‘The Wizard’, ‘Tension’ y ‘Ludivine’.

Para el final quedan ‘Solitude’, un tema situado en el ecuador del disco que disfruta de cuerdas y coros cuidados, ‘Laser Gun’, donde el potencial del corte sufre un traspiés que lo podríamos atribuir a algún tema de The Asteroids Galaxy Tour, y ‘Time Wind’, una triste colaboración con Beck en la que se desaprovecha la presencia del músico.

M83 han trabajado sobre lo que han querido y eso no les quita mérito, pero Junk no es lo que hubiésemos esperado. El proyecto con el que han querido saltar el obstáculo que fue Hurry Up, We’re Dreaming podía haberse sorteado dando un paso adelante, no encerrándose en una habitación con posters y disc-man en mano para hacer una introspección que no parece haberles llevado a ningún sitio.