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Por Jaime Malvido
Ilustración de Blanca Garaluce
Pocas veces he estado tan alegre, complacido y exaltado de anunciar la salida de un disco, y resulta que es El Peor Grupo del Mundo. Intentaré seguir la crítica sin hacer más juegos de palabras con el título del disco, lo prometo.
Dos años pasan desde que Sidonie nos dejaron Sierra y Canadá, en los cuales gracias a sus giras, apariciones continuas en medios de comunicación y su buen manejo de las redes sociales no les habíamos echado de menos, pero recibir un nuevo disco suyo es un regalo.
Sidonie han sido, son y serán el grupo referente innovador de lo independiente en este país. Marc Ros con su grito personal como pocos, Jess Senra siempre acompañándolo con una perfectamente empastada segunda voz y una linea de bajo de la mejor época discotequera y, por último, Axel Pi renovando sus sonidos de batería, pero todos ellos tocados con sus manos, nada de ordenadores, música verdadera y pura.
Parece que estamos en la época que levantas una piedra y sale un festival indie, de da igual qué grupos porque todos suenan cuasi parecidos, lo alternativo parece que ha pasado a lo comercial y ni siquiera en Radio 3 se han dado cuenta. Parece que cualquiera con un ukelele y un ordenador puede pasarse a cantar por el Sonorama Ribera. Los barceloneses son la excepción, todos sus discos suenan diferente y todos suenan a Sidonie, eso es lo verdaderamente alternativo. Como las pasarelas marcan las modas que seguiremos en la siguiente temporada, los Sidonie marcan qué van a tocar el resto de indies nacionales hasta que ellos saquen nuevo disco.
El Peor Grupo del Mundo ofrece diez cortes en los que muestran una historia de peores músicos del mundo, los peores fans del mundo, las peores personas del mundo, y un sinfín de peores que resultan simpáticos e incluso te gustaría conocer. Empiezan con la canción que da título al album, ‘El peor grupo del mundo’, en la que podemos escuchar seguramente la historia de Sidonie, una mezcla de humildad y a la vez síntomas de estrella del rock que se juntaron un día por casualidad y junto a una personalidad bien definida y las ganas de trabajar hicieron que hoy sean quienes son.
Hacia la mitad podemos escuchar ‘Carreteras infitnitas’, el single que presentaron antes de sacar el disco. Esta canción pone voz a muchos de los músicos que un día quisieron ser alguien, lanzarse a la carretera y buscarse la vida. Nos deja perlas como que colguemos a los DJs o que Jota canta demasiado en el Primavera Sound (recadito para Los Planetas). Sin duda una canción destinada a ser un himno en sus conciertos y de todos aquellos que quieren corear canciones en garitos fuera del pachangueo habitual.
Entre corte y corte escuchamos agradecimientos a los fans, visitas psicodélicas a karaoke, sexo adulterado con sustancias que no gustan a las madres, amores de ida y vuelta…un disco que cuenta una historia forjada a lo largo de los años encima de los escenarios y que en vez de contratar a un escriba para tener un best-seller han decidido plasmar en un disco.
Muchos grupos han querido ser como Sidonie, la vuelta de tuerca viene cuando les llaman los peores grupos del mundo y ellos además se sienten agradecidos. Gracias por salvar el indie, gracias por el peor disco del mundo.