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Por Jaime Malvido
Ilustración de Blanca Garaluce
Antes de escribir quiero pedir clemencia al lector. Sé que mis próximas declaraciones no van a estar bien aceptadas pero espero que me comprendan como ser humano. El último disco de los Red Hot Chili Peppers me ha decepcionado. Ya lo he dicho.
The Getaway es el nombre del último álbum que los californianos dejaron en las musicotecas pero también una retirada para pensar, que es lo que necesitan. Tras varios cambios de estilo desde sus inicios siguiendo siempre la linea del bajo y batería funky, parecía que con John Frusciante de guitarrista se habían consolidado tanto en musicalidad como en espectáculo. Los discos nos dejaban temas mundialmente conocidos, de los que al coger una guitarra en un camping cualquiera los presentes eran capaces de corear incluso en inglés inventado. Ahora todo eso pasó, se fue Frusciante y si no les fue suficiente con colarnos el I’m with you ahora nos vuelven a dar gato por liebre. No digo que Josh Klinghoffer no toque bien, el chico le pone muchas ganas, pero no las suficientes para ser un pimiento caliente.
Puedo rescatar del disco el tema ‘This Ticonderoga’, quizás el que más me suena a los Red Hot con los que me inicié. El resto de temas dudaría si son de la banda si no llega a ser porque Anthony Kiedis tiene una voz inconfundible por la cual no pasan los años y porque Flea y Chad Smith hacen un tándem potente y muy por encima de la media de bajistobateristas actuales.
Después de decir todo esto he de confesar que quizás compre el disco, y además en vinilo. Pero por la portada, lo mejor que tiene sin ninguna duda. Una pena que no la haya pintado ninguno de ellos para decir que los Red Hot Chili Peppers han hecho algo bueno en ese disco.
Lo que sí que me gustaría es pedir a la Warner Bros Records que editaran una edición especial de The Getaway en la que solo se escuche a Flea y a Chad Smith, ganaría muchísimo pero pocos somos los exquisitos que seríamos capaces de entenderlo y valorarlo.