Por Tatiana Moro

El BIME Live cerró su sexta edición con un total de 20.100 asistentes, siendo 11.500 personas las que se acercaron al BEC! la segunda jornada. Con un cartel más variado y con actuaciones de mayor reclamo, no fue sorpresa que el sábado se tratase del día con mayor afluencia de público. Y uno de esos conciertos lo protagonizaron Rolling Blackouts Coastal Fever. Los australianos están girando con Hope Downs que han publicado este mismo año y sin grandes alardes ni grandes discursos, consiguieron dar un concierto compacto, repleto de canciones bien interpretadas y sin tapujos. El set terminó con una jam a todo volumen con el cantante, Fran Keaney, a la batería y el baterista, Marcel Tussie, haciendo crowdsurfing. No hubo pausa tras el quinteto y en parte fue culpa de Unknown Mortal Orchestra. Comenzaron los estadounidenses con ‘From The Sun’ y con el guitarrista corriendo entre el público para interpretarla firmando una actuación colorida y con un ambiente psicodélico.

Icono del indie folk actual, Kurt Vile & the Violators se sumaron a esta alta dosis de guitarras que estaba viviendo el recinto del BEC!. Presentó su último trabajo Bottle It In aunque no basó en él todo su repertorio. La maestría del músico con la guitarra es innegable y eso le valió para darle otra atmósfera más rockera. Mientras, Sun Kil Moon, con el siempre polémico Mark Kozelek, sorprendió con un recital en el escenario Antzerkia rodeado solamente por un piano y una guitarra. Un formato diferente aunque solo apto para fans.

Uno de los conciertos más esperados del día fue el de Stephen Malkmus & the Jicks. El ex integrante de Pavement estuvo a favor del espectáculo desde el primer acorde. El momento álgido llegó con el tema ‘Shiggy’, que gracias a los solos de guitarra, el de California pudo hacer auténticas virguerías con su instrumento. Aunque tuvieron algún problema de sonido muy puntual, fue una actuación muy completa con momentos más rockeros y otros más folk.

Pese a que Aphex Twin haya sido el artista de mayor renombre de este festival, no agolpó tanta gente en el escenario principal como lo hicieron MGMT. La fórmula del éxito de estos cojea en directo. Su problema es que los temas principales son demasiados conocidos y que el resto de composiciones no son tan atractivas musicalmente. Un asistente de su concierto sabe que va a escuchar ‘Time to Pretend’, ‘Electric Feel’ o ‘Kids’ y que esas canciones serán las más destacadas de todo su concierto. Más allá de lo musical, tienen unos visuales imponentes además de un atrezzo interesante, con columnas griegas y plantas. MGMT es una banda víctima del hype y de la lista de éxitos indie de Spotify.

Tras el concierto de los norteamericanos, dejó de haber instrumentos en el BIME Live para centrarse en los DJs. Gusgus fue una fiesta de electrónica islandesa donde no faltó baile. Jon Hopkins quemó la pista de baile gracias a sus temas de Singularity y su impresionante pantalla que dejó a más de uno embobado. Y por último un Four Tet que es más querido por el fan underground de la electrónica que por el asistente de festival.