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Por Tatiana Moro y Helena Malvido
La segunda jornada del Bilbao BBK Live comenzó con amenaza de lluvia durante el clímax de la noche y así se cumplió. Una batería importante de bandas nacionales iniciaban el festival como fue el caso de Carolina Durante y su concierto en el modesto escenario Firestone. Ahora en boca de todos, los madrileños están cosechando buenas críticas allá donde van con temas como ‘Cayetano’, ‘En Verano’ o su reciente ‘El Himno Titular’. Estrenando el escenario Bilbao, Neuman encandiló a los primeros asistentes a golpe de shoegaze. Pecamos de mirar para fuera cuando se trata de bandas como la de los murcianos que con un directo intachable llevan años escalando por estar en la cima de la música patria. Si fueran británicos o estadounidenses seguramente ya habrían conseguido la notoriedad que se merecen.
Los londinenses Anteros tomaron el escenario Gora! para ofrecer uno de los mejores conciertos de la tarde. El cuarteto liderado por la carismática Laura Hayden repasó singles como ‘Bonnie’ o ‘Love’, sin embargo el momento álgido de la actuación llegó cuando pidió que se subieran todas las chicas que quisieran al escenario. El escenario se les quedó pequeño para tal bolo. Uno de los momentos más esperados fue King Gizzard & the Lizard Wizard, la multitudinaria banda australiana son un seguro de vida en directo y además no les faltan temas tras sus cinco álbumes publicados el año pasado. Sin duda ‘Rattlesnake’ se llevó los vítores del público aunque durante todo el concierto no se obviaron solos alocados de guitarra, pogos y ritmos vertiginosos.
Fat White Family fueron una buena sorpresa en la tarde. Curiosos y con buenos temas, tocaron para un publico reducido que lo dio todo sobre todo al final con ‘Touch the Leather’ entre sudor y tirando cerveza. Ir a un concierto de My Bloody Valentine es una experiencia sonora única. Para una buena parte de los asistentes la banda irlandesa hizo demasiado ruido con sus guitarras y la distorsión, sin embargo fue una actuación cuidada al milímetro. Los de Kevin Shields llevaron a cabo un exhaustivo repaso a todos sus éxitos como ‘Only Shallow’ o ‘I Only Said’ y enfundó a todo el festival bajo un manto sonoro de shoegaze y post punk que hizo las delicias de los asistentes de mayor edad. Los solos distorsionados de guitarras se escuchaban por encima del propio sonido base, una pena que se les fuese el sonido de los altavoces al final del espectáculo. Salvando esa nimiedad, los de Irlanda dieron un concierto muy recomendable.
Media hora esperó el público mientras veía en las pantallas cartas de ajuste y movimientos visuales de prueba hasta que, al fin, salieron a escena The xx. El trío londinense comenzó con ‘Dangerous’ un espectáculo sonoro, lumínico y visual sin parangón en los últimos dos días. Jamie Smith, situado en una tarima rodeado de mesas y percusiones era el vértice que unía a Romy Madley Croft y a Oliver Sim, cada uno en un extremo del escenario principal. No tardó Sim en pedir disculpas por su tardanza debida a problemas técnicos, como buenos británicos no toleran la impuntualidad así que a cambio la entrega fue total. The xx, que han estado durante la última semana en Bilbao con Night+Day, alabaron su estancia en la ciudad vasca y destacaron el privilegio que había sido para ellos ver el día anterior a su «South London sister», Florence Welch, en ese mismo escenario. Saldaron con creces su deuda con el público, brillaron en la cohesión de temas de xx, Coexist y I See You, destacando ese tándem que han creado entre Islands y Crystalised o la versatilidad para darle espacio al proyecto de Jamie xx con minutos de disfrute electrónico e interpretar ‘Loud Places’. Aquellos veinteañeros tímidos, vanguardistas e introvertidos se han transformado y se muestran abiertos, reivindicativos (como esas palabras de Oliver Sim al momento más importante del año para él, sus «navidades»: la semana del orgullo LGTBI) y, sobre todo, maduros.
Avisados de que la propuesta de David Byrne iba a ser, como mínimo, rompedora. El fundador de Talking Heads se posicionó en un escenario cercado por cortinas grises iluminadas -que parecían transportarnos a un mundo diseñado por David Lynch- y rodeado por una decena de músicos y coristas que llevaban consigo una parte del instrumento que tocaban. Uniformados y descalzos, bailando coordinados una coreografía sencilla pero efectista y con idas y venidas por el escenario, la música pasó en ocasiones a un segundo plano. Aún así Byrne presentó su último álbum American Utopia e interpretó temas de su ex formación como ‘Once In A Lifetime’ o ‘Burning Down The House’.
El broche final a esta jornada lo pusieron The Chemical Brothers con un concierto que cada vez se sustenta más en los audiovisual que lo musical. El dúo de DJs montaron un buen jolgorio en el escenario Bilbao, pero sus nuevos temas no brillaron tanto como lo hicieron ‘Galvanize’ o ‘Hey Boy Hey Girl’.