Por Jaime Malvido

El evento musical más importante de Vitoria-Gasteiz es un evento que sigue siendo fiel a sus raíces pero ha evolucionado en su propuesta musical y también en la no musical. Esta edición ha tenido a Stray Cats como los principales cabezas de cartel siendo este concierto su primera fecha mundial -que demostró a un Brian Setzer excelso-. Wilco, The B-52S o The Cult han compartido la parte alta de cartel junto al trío de rockabilly, sin embargo el Azkena Rock Festival también ofrece una línea media y pequeña seleccionada con gusto y son ellos los protagonistas de esta crónica.

Lucero

Una de las actuaciones más esperadas del día era Lucero. Los de Tennessee no suelen dejarse ver por estos lares y no será por la gran masa de fans que tienen. El escenario Love estuvo especialmente concurrido con este bolo ya que el concierto siguiente era el de Stray Cats. Los norteamericanos triunfan gracias a su folk rock alternativo y también gracias a esos temas como ‘Among the Ghost’, la aplaudida ‘Nights Like These’ o ‘Among the Ghost’ –tema con el que abrieron el show-. La parte negativa no estuvo en sus manos, y es que un sonido excesivamente bajo iba a ser uno de los protagonistas negativos de este escenario.

Tropical Fuck Storm

¿Qué espera uno de un grupo que se llama Tropical Fuck Storm? Pues un concierto eléctrico, potente, sucio y también hipnótico; pues eso fue exactamente lo que fue. El solape con Blackberry Smoke hizo que no estuviese muy concurrido, lo que lo convirtió en una misa de distorsión psicodélica en la que Gareth Liddiard era el maestro de ceremonias. Sonaron excelsos y perfectos, nada estaba descuadrado o se comía el sonido del instrumento contiguo y la muestra perfecta fue el momento jam del ‘You Let My Tyres Down’. Es justo en esos momentos en el que te das cuenta que estás en uno de los mejores conciertos del festival y solo había pasado la mitad de la primera jornada.

 

Glassjaw

No hubo grupo en el cartel que encajara más con el horario nocturno y la responsabilidad de cerrar uno de los días. El hardcore de Glassjaw hizo evitar el frío invitando a la gente a dar cabezazos con cada guitarrazo. Una pena que para esa hora quedara tan poca gente en el escenario Respect (lo que evitó el pogo) y que el sonido tardara en parecer entendible y dejara de darte palizas a cada golpe de bombo. A pesar de ello la banda Nueva York estuvo despierta y lo más importante, nos mantuvo despiertos a los que dábamos los últimos coletazos de la primera jornada del festival.

The Courettes

El escenario Trashville ha evolucionado mucho en estos tres años. Ha pasado de ser un escenario más recreativo con rarezas para quedar sorprendido a tener su propia programación especializada con rock más bailón, canalla y con muchos fans que lo ven como una alternativa perfecta a los escenarios al aire libre. El dúo garagero The Courettes consiguió atraer a un gran número de personas hasta casi llenar la carpa de madera. El peso del directo lo lleva la cantante Flavia Couri con guitarra y animando al público entre cada tema; Martin Couri en cambio cae en un segundo plano la batería y haciendo los coros. Los temas de la banda son básicos de composición pero infalibles en directo gracias a los riffs pegadizos como en ‘The Boy I Love’ o ‘Boom! Dynamite!’.

Corrosion of Conformity

Sólo había un representante del stoner en el festival (bueno, en realidad hubo dos pero Fu Manchu no llegarán hasta 2020) y sin duda no pudo haber mejores adalides del pedal de fuzz y los amplificadores Orange. Corrosion of Conformity repasaron el disco Deliverance, compartiéndolo con temas de su último LP ‘No Cross No Crown’, no pararon más que para afinar y refrescar la garganta, un tiempo bien aprovechado para derrochar energía y riffs. Tocaron la última canción y se marcharon y parece que a las primeras filas les faltó un bis, pero ¿no es mejor aprovechar todo tu tiempo que gastar cinco minutos en no tocar y que la gente silbe? Ahí está la diferencia entre farándula y grupo de música. Corrosion of Conformity sabe lo que quiere su público y no solo se lo da, sino que lo hace perfecto.

Morgan

En todas las ediciones encontramos un representante del rock estatal, si bien es recibido con aplausos por los que nos gusta corear canciones en un idioma que no nos inventemos, suele tener sus detractores ya que el llamado rock español no suele alcanzar el sonido anglosajón o nórdico que busca el azkenero medio. Con Morgan ha sido diferente, es triste que el piropo sea este, pero han sonado como una banda internacional cualquiera del cartel. Se han sabido colar entre cults, cats y wilcos con sobresaliente. Su propuesta sosegada y sentada de soul tranquilo y funky bailón fue una sorpresa para fans y escépticos y es que, es difícil no dejarse encandilar por la voz de Nina, siempre acompañada de su teclado. Veremos mucho a Morgan y ante la duda de los sus detractores, sí, son un grupo Azkena cien por cien.

Starcrawler

Si algo nos critican a los rockeros, es que llevamos escuchando los mismos sonidos desde hace 40 años. Dicen que no avanzamos… Pues bien, Starcrawler ha seguido investigando en el rock y parece que vamos a poder estar dentro de la evolución sin tener que ver a Rosalía compartiendo cartel con Neil Young. Arrow de Wilde es una artista de las que tienen aura, de las que sabes que está ya en el escenario aunque estés de espaldas, se mueve, canta y hace cantar, posee los ingredientes para ser una icono del rock. Bien escoltada por una banda perfecta para hacer olvidar a la gente que el punk murió y que además puede venir más macarra todavía. El Azkena Rock Festival se caracteriza porque los grupos que gustan repiten, apostaría que antes de cinco años tienen un hueco ya reservado en Mendizabala en un escenario más grande.