Por Helena Malvido

El Mundaka Festival celebró el fin de semana pasado su tercera edición, en un marco idílico, un cartel decente, pero con un público un tanto desanimado. Los dos polos opuestos de un festival que se preocupó mucho por estar lleno de luces y decoración, y no tanto por poner las entradas de día a un precio lógico. Igual de esa manera habría acudido más gente.

La primera jornada empezó con Peter Harper como una buena introducción a lo que significa vivir un festival con el mar de fondo, con ukelele incluido en su último tema. Seguido, un Julián Maeso, que consiguió arrimar al publico un poco más cerca del escenario y saborear cada una de sus canciones. Sin duda uno de los grandes aciertos del cartel.  El siguiente turno fue para Quique González y los Detectives que, cómo no, ambientando el escenario con farolas, dio su clásico recital de temas, incluso haciendo una colaboración con la vocalista de Morgan, Carolina de Juan.

Después fue el turno de los muy esperados Mando Diao, aunque se percibía cierto escepticismo en el ambiente de cómo iba a ir la actuación al no estar Gustaf Noren. Björn sudó todo el setlist, tocando tanto temas de su último trabajo como míticos hits, como ‘Gloria’, ‘Sheepdog’, o ‘Dance With Somebody’. El último bolo del día lo dieron Zea Mays, sacando a relucir su último disco Harro, y la fiesta continuó por cortesía de Dark Dj.

El sábado las puertas se abrieron con Last Fair Deal, buenos temas, buena voz y mucha nostalgia de los años 70 para comenzar bien la tarde. Allah-Las pusieron la banda sonora perfecta a las olas de Mundaka, presentando temas de Calico Review, y demás clasicazos de sus anteriores largos que las primeras filas se morían por escuchar. Lee Fields puso la guinda de flow necesaria en todo festival y los Expressions que le acompañaban lo hicieron posible con creces, aunque el público ni se inmutaba cada vez que este intentaba interactuar con él.

Beth Hart tiene una voz impresionante y una banda detrás de quitarse el sombrero. Aún así tiene ese halo de ser el típico producto de discográfica americana se veía de lejos, las canciones no destacaban mucho y el show estaba demasiado preparado para ser un festival cercano como este. Buena parte del grueso del público se marchó antes Ocean Colour Scene, que encima eran cabezas de cartel. Ofrecieron un recital de temas que sus fans corearon e incluso les dio tiempo a croar en medio de uno de ellos.