Por Sandra Blaya

La segunda jornada del WARM UP arrancó en el escenario Radio3 de la Plaza del Romea a las doce del mediodía, con un sol de justicia y los catalanes Cala Vento. Curioso que una de las mejores bandas emergentes en el panorama nacional queden relegadas a los conciertos mañaneros off festival. Pero aún así y con la extraña sensación de verles de día, repartieron riffs a base de bien. Sorprende cómo sólo dos músicos son capaces de crear un sonido tan completo. Aleix, que lo mismo canta una de amor que revienta la guitarra con unos ritmos rompe-cuellos. Y Joan, tenía al público hipnotizado viendo como sin fallar un golpe de batería todavía era capaz de hacer malabares con las baquetas y cantar. Siempre con esa honestidad por bandera, dejaron canciones como ‘Isla Desierta’, que pasarán a la historia de la música nacional.

Ya rondando casi las tres de la tarde se subieron a las tablas El Último Vecino. “La próxima vez pondremos en el rider que nos traigan un toldo”, decía Gerard. Ni el calor de Murcia ni el terrible horario pudieron con los catalanes ni con los allí presentes. Presentaban Primera Parte, pero en el set hubo hueco para todos los temas del Voces y hasta para una versión de ‘Mi Chulo’ de La Zowi, que sonó inexplicablemente acorde a la estética de la banda. Tanto Bernat como Manuel estuvieron inapelables creando esa atmósfera completamente fuera de década, pero sin duda esta banda tiene al frente a uno de los mayores genios que tenemos en el país.

Con pocas expectativas, Ed is Dead tomó el WARM UP Dancefloor. “Este tipo salió en la Resistencia” cuchicheaba la gente entre el público. Y eso que por norma general una servidora no soporta a David Broncano, pero de no haber sido por él nos habríamos perdido la sorpresa del sábado. ¿Trip-Hop? ¿Future Garage? ¿Post-Dubstep? Una cosa es segura: vimos un escenario repleto de “chismes” y con dudas de si cabrían los artistas (o si podrían utilizarlos todos a la vez). Y subió Edu al escenario, con una sonrisa de oreja a oreja y una cercanía poco propia de productores de electrónica. Entonces comenzaron a darle a los «chismes» y las dudas quedaron resueltas. No solo podían usarlos todos a la vez sino que lo hacían de forma impecable. Interpretaron su último trabajo Your Last 48 Hours, un listado de diez canciones y diez cosas que él haría si le quedasen dos días de vida. Mención especial a Lucía Scansetti con una voz y un dominio de los sintetizadores que nos hizo emocionarnos. Salimos de la zona de confort para verles y no pudimos más que bailar boquiabiertos.

Tras esta explosión de electrónica, el siguiente paso fue el D.Franklin para ver a una de las bandas nacionales que está viviendo su momento de ebullición: Melange. Esta banda madrileña consiguen mantener el equilibrio perfecto entre el folk, la psicodelia y el rock setentero. Están girando con Viento Bravo, su último trabajo que fácilmente podría poner banda sonora a un largometraje de Tarantino. Con unos temas predominantemente instrumentales y unos ritmos infalibles son capaces de transportar al público en un viaje místico por las llanuras el Gran Cañón.

Llegados a este punto pisamos por primera vez el escenario principal, Estrella de Levante. Alt-J se han convertido en fenómeno de masas pero estos tres británicos consiguieron que entre el público hubiese tiempo para coros, besos, abrazos y hasta lágrimas. A pesar del increíble despliegue de luces, lo de anoche fue un concierto para disfrutar con los ojos cerrados y el corazón abierto. Aunque se echan en falta temas como ‘Hunger of the Pine’ o ‘Nara’, tocaron todas las imprescindibles de sus dos primeros trabajos y relegaron a un segundo plano el último disco del que sólo tocaron cuatro canciones. Consiguen un despliegue creativo tan hipnótico como único, tan personal como internacional, tan íntimo como complejo.

Después de digerir lo del concierto de Alt-J, hay que poner los pies en la tierra y  Biznaga fueron los encargados gracias a sus composiciones punk y que no dieron respiro en toda la actuación. Los temas del Sentido del Espectáculo inundaban a una generación perdida en la locura del día a día y a merced de un pogo que nunca acababa. Unas guitarras tan diestras como agresivas y unas letras con tintes de himno. Y ‘Nigredo’, y ‘Jóvenes Ocultos’, y mil temas que han situado a Biznaga donde tienen que estar.

Durante tres cuartos de hora en la madrugada de La Fica había punk para dejarse los pies y aturdirse el estómago. Así cerramos el WARM Up, con ironía, con moratones, con el corazón caliente y con unas expectativas superadas. 

Pueden leer la crónica del día anterior aquí.