Por Sandra Blaya

Una vez superada la primera jornada del festival WARM UP y café en mano, parece que los conciertos que disfrutamos ayer van cogiendo otra perspectiva. Del cartel, como casi siempre, terminan destacando los nombres pequeños sobre los vende-abonos. Son los primeros quienes realmente dan cuerpo al festival, quienes juegan con la presión de tener que quedarse en la memoria de los asistentes y por ello destacamos sus actuaciones.

Y así fue como disfrutamos de la gran parte del viernes en el escenario D.Franklin (antes llamado Punta Este). Abrimos la tarde con la sensibilidad y la alegría del country-folk de Joana Serrat. Un concierto diferente a lo que nos propone el festival. La catalana presentó su cuarto álbum, Dripping Springs, grabado en Texas el pasado año y con tintes más rockeros pero sin perder la esencia americana.

Más tarde, al mismo D.Franklin subieron Poolshake. Acostumbrados a verles de día, quedamos tan sorprendidos como el cantante de que les dejasen una hora bastante más acorde al estilo que tocan. Esta jovencísima banda murciana nos presentaron su psicodelia fácil, de libro. Claramente influenciados por bandas como MGMT, Temples, Tame Impala o incluso Baywaves, salieron al mismo escenario que el año pasado los paisanos Alien Tango prendieron en llamas, con una estética y puesta en escena tan parecida que casi podrías pensar que buscaban repetir aquel concierto. Aún les queda camino.

Aunque el festival pase por manos distintas hay algo que no cambia: la cantera murciana. No hay fallo. Las promotoras saben que en Murcia se mueve mucha música y no van a perder la oportunidad de presentarla.

Así, nos dirigimos al escenario WARM UP Dancefloor, para echarles un ojo a Amor Germanio. Los compatriotas se presentaban en sociedad con su EP homónimo -que ya destacamos en una de nuestras últimas tríadas de álbumes– en un escenario más acostumbrado a albergar DJs que grupos cañeros. Con una batería, con perdón, acojonante y unas guitarras certeras nos hicieron saltar a todos con ‘Mi Momento’. No habrán inventado nada, pero cómo lo hacen.

Tras esto volvimos al D.Franklin porque iba a dar lugar el concierto del día (y me atrevería decir que del festival). Los valencianos La Plata. La santísima Plata llegaron para hacer saltar y bailar y gritar y cantar y apretar los puños tan fuerte que terminasen doliendo. Salieron al escenario y sin más preámbulos empezaron a tocar uno tras otro todos los temas de su aplaudido Desorden puedes leer nuestras impresiones aquí-. Las canciones se enlazaban en el mismo orden del disco sin pausa ni para coger aire. Esas precisas líneas de bajo, esa pegada del batería y la voz inconfundible de Diego formaron la atmósfera perfecta para que anoche en aquel escenario ni la lluvia que amenazaba nos preocupase lo más mínimo. Solo hubo tiempo de gritar esas letras que cuentan historias (tan suyas como nuestras) abrazando a nuestros amigos.

Una de nuestras sorpresas fueron The Octopus Project. Esta banda de texana con casi veinte años de trayectoria subieron al D.Franklin con su Memory Mirror. Imaginad un compendio de sintetizadores viscerales y melodías pop llevados por el terreno más sucio, ruidoso y, por qué no decirlo, punk. Así suenan los americanos, que contagiaron esa felicidad que irradian a la vez que nos hicieron pensar que todavía no está todo inventado, que quedan cosas por explorar en la música y que seguirán surgiendo bandas innovadoras que, como ellos, hagan que se nos cortocircuiten las neuronas.

Para cerrar esta primera jornada de WARM UP y sin variar, nos quedamos en el mismo escenario bailando y riendo con Esteban & Manuel. Ya sabíamos que estos dos gallegos hacían música poco común, pero no teníamos ni idea del alcance de esas palabras. A ver, cómo explicar lo que hacen. ¿Recordáis las verbenas del pueblo? Pues incluid un buen chorro de cumbia latina y tres kilos de autotune. Sin duda una propuesta fresquísima y divertida con la que, mirases a donde mirases, veías a la gente bailando, sonriendo y disfrutando.