Por Alfonso Alfaro y Carina Santiago

Si durante primera jornada del BIME Live apenas hubo agobios ni multitudes, en la segunda fue todo lo contrario. Los 15.700 asistentes que se acercaron al BEC! confirmaron que el lineup de este día era mucho más potente y consiguió crear expectativas que el día anterior.

Las primeras bandas suelen tenerlo injustamente más difícil que el resto, con un público tempranero y reducido, se les relega a una aparición menor en las crónicas. En cambio, con TOPS acertaron de lleno. La voz de Jane Penny fue una de las más destacadas de todo el festival y pese a que TOPS no sean los más innovadores sus temas son rítmicos. En el otro extremo del espectro, irreverencia, entretenimiento, lenguaraces… Así son Las Bistecs. Las catalanas protagonizaron el directo más divertido de la jornada gracias a sus pegadizas canciones. Con un escenario liderado por unos ojos, labios y una columna -¿jónica?-, demostraron que con actitud y unas buenas letras se puede triunfar en la música. El humor fue el principal protagonista en una actuación que se hizo corta.

Mientras Idles dieron una lección de punk rock en el escenario Heineken, Delorean homenajearon al cantautor vasco Mikel Laboa con un concierto lleno de sonidos locales. Salieron a escena con un fondo blanco para jugar con la luces de colores y, con los versos del fallecido músico, emocionaron a todos los que se acercaron al teatro. Esta propuesta no incluye cantante y debido al ritmo de las composiciones el público no tiende a bailar.

BNQT es la conjunción de unos músicos excepcionales que han creado esta banda para llevar su esencia musical al siguiente nivel. Estas superbandas suelen tener una fecha de caducidad muy próxima así que fue una gran oportunidad para verles. Con un solo álbum publicado, su setlist carecía de misterio aunque sí hubo tiempo para interpretar algún tema de sus otras bandas como Midlake o Travis. Buena idea, pero no lograron transmitir la chispa como en sus formaciones iniciales. A la vez que la multitudinaria banda, Exquirla ofreció al público del escenario Antzerkia su fusión de flamenco y rock. La voz de El Niño de Elche encaja perfectamente -y sorprendentemente- con los duros ritmos de Toundra. Se trató de un concierto arriesgado que supuso un soplo de aire fresco.

Y por fin llegó Franz Ferdinand. Hay que reconocer que su trayectoria es intachable y que reinan en esa posición porque se lo merecen. Su directo tuvo luces y sombras. Cuentan con un sonido insuperable y cabe reconocer que la mayoría de sus temas suenan mejor que en los discos. Sin embargo la transición del estribillo en el tema ‘Do You Want To’ sonó a destiempo y desvirtuando el tema original, un fallo imperdonable para una canción que lleva desde 2005 en sus setlist. Alex Kapranos acapara la mayoría de atención como fuente de energía en la escena y como si fuese el único miembro original de la banda. Además de sus hits clásicos, incorporaron a su directo nuevas canciones estrenadas recientemente esta semana y fueron interpretadas en primicia en el BIME Live.

Sin apenas respiro, The Prodigy saltó a escena obligando al público a exprimir todo lo que quedaba. Desde el minuto uno se desmelenaron y encendieron a los asistentes con temas como ‘Breathe’ o ‘Invaders Must Die’. Y como es habitual, no faltaron pogos y empujones en las zonas más cercanas al escenario. El momento álgido de la actuación llego cuando Maxim Reality se subió a una de las barras para cantar. Los años no pasan para The Prodigy, su energía, sus luces y su característico aspecto se hacen difícil de seguir durante toda la actuación sobre todo tras casi dos días de festival.

Por último Vitalic no dejó buenas sensaciones con su actuación. Este año ha sacado disco después de unos años de silencio y este regreso a los escenario tenía que haber sido mucho más épico. El directo presentado en el BIME Live -llamado ‘ODC Live’- se trata de un escenario dinámico en la parte superior pero estático en la inferior. Este espectáculo visual no consiguió cohesionar los temas dando la sensación de que Pascal puede transmitir mucho más que lo que mostró.