Por Alfonso Alfaro Lobo

Esta es la tercera de las entrevistas que se publican en Oceaund con motivo de que el próximo sábado celebramos en Madrid la fiesta en conmemoración a un año dando cobertura a información y opinión sobre el panorama musical independiente. Así, esta charla la compartimos con Kiko Sumillera, un vallisoletano que presenta su nuevo disco Hasta que acaben los campos pero que en el evento lo hará en un formato acústico e íntimo.

¿Cómo nace este Hasta que acaben los campos? ¿Quién considerarías como influencia? ¿Cómo y dónde componéis?
La verdad es que mi idea inicial era solo grabar las tres canciones del EP Montañas de sangre. Después, viendo que las canciones tenían buena acogida y gracias al empuje de la banda, empezamos a tocar en directo. Poco a poco fuimos reuniendo más canciones y decidimos lanzarnos a grabar el LP, que en cierta medida yo lo considero una continuación del Montañas de sangre.

Como referencias solo puedo mirar hacia lo nacional: Sr Chinarro, Nacho Vegas, Lorena Álvarez, Los Planetas, Pauline en la Playa… En cuanto al proceso, suelo componer en casa, en mi habitación, y grabo una primera demo para pasársela al resto de la banda. Después en el local de ensayo la tocamos todos juntos y cada uno aportamos nuestra parte de una forma muy natural. Lo habitual es que la segunda o la tercera vez que tocamos una canción nueva en el local de ensayo, esté ya lista para el público; a grandes rasgos. Son unos músicos enormes y apuntamos todos en la misma dirección.

Tus letras suenan auténticas, como recién salidas de tu Valladolid natal, ¿cómo te inspiraste para este álbum? ¿Qué tiene del día a día?
El día a día de Valladolid tiene un aroma extraño. Es un poco como Medianoche en París, la peli de Woody Allen; por la mañana puedes pensar que te despiertas en Siberia y después irte a la cama pensando que vives en medio de una vorágine cultural. Tiene trampa, porque por la noche has podido estar en un concierto de, por ejemplo, una de las mejores bandas del panorama del estado español como son Frieda’s Still in Love. Pero al día siguiente lees un artículo a modo de homenaje en El Norte de Castilla titulado: “El falangista Girón, hijo adoptivo de Valladolid”. Este artículo, del día 19 de febrero de este año, se puede encontrar en la página web de El Norte de Castilla con los tags de “falangista, girón, hijo, adoptivo, Valladolid”. De estos dos sucesos, lo que está perseguido por la ley hoy en día es que las bandas como Frieda’s Still in Love no puedan hacer conciertos en Valladolid o, según la página web del Ayuntamiento, que no puedan cobrar entrada, lo que es esencialmente lo mismo. Hemos crecido en esta ambivalencia y hablar de los campos y poner de telón de fondo en el disco los paisajes de Castilla es una forma de posicionarse y reivindicar la parte buena de nuestra tierra, de nuestra gente. Invito a cualquiera a pasar un fin de semana en Valladolid y tomarse unas cervezas en el Beluga, Café Teatro, Nuberu…

¿Qué influencias tiene su periodo en Los Lolas con tu nuevo álbum?
Bueno, el periodo en Los Lolas continúa. En junio del año pasado grabamos tres canciones en Nueva York, en los estudios de The Submarine, bajo los mandos de Dan Walker, mezcladas por Ángel Román, y masterizadas por Hedra Kadry en Timeless Mastering. Será un Ep titulado “Fiesta protesta”, que verá la luz esta primavera. Creo que la influencia es enorme porque las canciones siempre vienen desde la sinceridad más absoluta, independientemente del estilo musical que tengan.

¿Te molesta que te comparen con otros artistas?
Para nada; es más, me halaga. Creo que las comparaciones en la música son algo totalmente lógico.

¿Qué ayudas echa en falta un artista emergente como tú?
No sé. La industria musical es una especie de lobby, un mundo piramidal. Me interesa mucho más el hecho de rodear la pirámide que escalarla. No creo que existan ayudas para esto. Lo bonito es ir a tocar a sitios que no conoces y descubrir gente nueva. Concibo las canciones como un espacio de afinidad, no de éxito ni de calidad.

¿Qué autocrítica le haríais a Hasta que acaben los campos?
Soy crítico conmigo mismo hasta la médula. Me ha costado años escucharme a mí mismo cantando sin que me de asco escucharme y aún así volvería a grabar todas las voces del disco.

¿LP o EP? ¿Por qué?
Parece que en el mundo en el que vivimos la atención no dura más de dos o tres minutos. A mi me encanta ponerme un LP entero y escucharlo cuando voy en el bus o en el coche. Me resulta difícil encontrarle un sentido a un EP de siete u ocho minutos, aunque entiendo que es mucho más costoso de producir un LP, y también depende del estilo musical que sea. Me quedo con las dos, siempre que el conjunto de canciones tenga sentido.

Como espectador, ¿a qué festival no faltarías ninguna edición? ¿O qué concierto si  tocasen aquí?
De los festivales me estoy empezando a borrar por salud. Pero un concierto al que no faltaría si vienen cerca es para ver a The Strokes, que no les he podido ver nunca y soy un gran fan.

En los grandes festivales la participación nacional en las partes altas de los carteles es prácticamente nula, ¿qué opinión te merece?
Es una especie de competición por ver quién trae al grupo internacional de moda. Bueno, es algo lógico; creo que la verdadera burbuja de los grandes festivales  no está en la parte económica, que creo que tienen el pan asegurado por muchos años (al fin y al cabo siguen la idea del turismo y el ladrillo), pero sí en cuanto bagaje cultural. Los grandes festivales giran en torno a los beneficios, a la pasta, y eso a la larga se paga. Lo triste es ver a muchas bandas de aquí componiendo canciones diseñadas para ser coreadas en grandes festivales, eso sí que da ternura.

¿Cuál ha sido el artista que más te ha impactado en directo?
Anna Meredith. La vi en octubre del año pasado en Valladolid y no lo olvidaré jamás.

¿Qué vendrá después de acabar la gira de Hasta que acaben los campos, un descanso más amplio o ya hay nuevas canciones para volver a entrar en el estudio?
Tengo la mente puesta en el próximo disco, ya estamos terminando un buen número de nuevas canciones. Veremos si podemos darle forma, pero ya descansaremos cuando estemos muertos.